Vaya que me
sorprendieron los Oscars y no tanto por la diversidad en las temáticas de
películas, pues toda la industria Hollywoodense está hecha a base de fórmulas y
sus premios no podían ser la excepción. Sin embargo, vimos unos Oscars
politizados no precisamente por la aparición del vicepresidente de los Estados
Unidos presentando un performance por la no violencia de género, sino por un
motivo: el racismo.
El mérito
del cine Hollywoodense, desde mi punto de vista, tiene un gran acierto, han
llegado a todas las audiencias, si pensamos en la diversidad mundial, esto es
un gran acierto como industria. No obstante, hubieron dos hechos que me
llamaron la atención: el primero, el hecho de que el host, Chris Rock,
fuera afroamericano e hiciera mofa de la petición de la comunidad
afroamericana: #OscarsSTILLSoWhite, la cuál pedía no ver esta premiación
El discurso
de la presidenta de la Academia, Cheryl
Boone, estuvo lleno de eufemismos en el que hablaba de Martín Luther
King (personaje que ocupan para apelar a la igualdad racial) pero no contestó a
las peticiones de la comunidad artística Afroamericana.
El segundo
hecho, es que la gente cree que los Mexicanos ganamos terreno frente a
Hollywood, (esto fue una aseveración de un sinodal en mi examen de grado, que
hacía referencia a este hecho). Yo digo: los mexicanos ganaríamos terreno si
perteneciéramos a la industria de Hollywood o tuviéramos una ganancia de
ésta.
Ahora lo
ilógico de la idiosincrasia del mexicano: van al Ángel a festeja a Leo DiCaprio
pero no van a festejar a dos mexicanos que hicieron historia: Alejandro
González Iñárritu gana por dos años el Oscar a mejor director, Lubezki es el
cinefotógrafo que ha ganado más premios en la industria Hollywoodense. A mí la
verdad eso del Ángel se me hace lo de más tonto.
Con estos
hechos no tenemos ni idea de lo qué es la política ni las industrias culturales
pero sobre todo hay algo que resalta entre tanta discriminación: amamos a los
gringos y festejamos al más mediático y no a los mexicanos que se han abierto puertas
en uno de los países más racistas, influyentes y ricos del mundo.
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