Almayer’s folly, la expresión más íntima y oscura de los miedos de
Chantal Akerman.
Por Jimena Ladu
Chantal Akerman regresa al cine de ficción con
Almayer’s folly, una libre
adaptación de la primera novela de Joseph Conrad (La locura de Almayer, 1895). En este filme la directora explora temas
recurrentes en su carrera como lo son la soledad y el exilio. Akerman es
directora, productora, actriz, escritora y fotógrafa de origen belga. Sus
películas más conocidas son: Jeanne Dielman, 23 quai du comerse, 1080
Bruxelles (1975), A couch in
New York (1996), The captive (2000) y Tomorrow we move (2004).
Su más reciente trabajo es Almayer’s folly, en la que el personaje principal es Almayer, un
comerciante occidental que llega a instalarse a una isla como resultado de sus
viajes a tierras lejanas para conseguir riquezas. Sus sueños de fortuna para él
y para su hija, Nina, colapsan por sus prejuicios, sus miedos y su codicia.
La novela de Joseph Conrad está ubicada en Malasia
a finales del siglo XIX. Tanto la novela como la película de Akerman, hacen una
crítica al insensible colonialismo y al racismo. Sin embargo el filme de
Akerman, va más lejos, captura la introspección de la encrucijada emocional de
Almayer. No obstante, el filme sigue vigente, pues a pesar de haber pasado más
de un siglo, vivimos un neocolonialismo que no deja de dominar económica y
políticamente a los estados jurídicamente independientes.
La unidad del filme reside en su evocación poética
a la nada, al miedo, a la incertidumbre, al destino incontrolable de la vida, a
lo intempestivo de la naturaleza y la pequeñez del hombre ante ésta. En su
fotografía y tema se refleja un romanticismo con tintes realistas. Sus colores,
su dirección, su música, sus locaciones y las miradas, de Almayer y Nina,
contienen una nostalgia infinita, llena de zozobra.
La narración cinematográfica privilegia la
confusión en la que vive el personaje principal, Almayer. En la primera mitad
del filme aparece como una persona ambigua, sin personalidad, significándose en
la falta de primeros cuadros a su rostro, en cambio, se ennoblecen los primeros
planos al rostro de Nina, la cual demuestra su insatisfacción y la
autorreflexión forzada, a consecuencia de una vida que ella no escogió. Los
grandes planos sin embargo, están dedicados a la inmensidad de la naturaleza.
Reflejos de luz provenientes del sol, contrastan con las sombras sobre los
rostros de los personajes, comunican así la oscuridad emocional en la que
viven, sin importar lo radiante o caluroso de la atmósfera.
Condenados Almayer y Nina, a la frustración
provocada por la soledad y el exilio, se vuelven víctimas de su incapacidad
para decidir su propio destino, hacedores de las consecuencias de los intereses
de unos cuantos. La ambición, el exilio, la soledad y la falta de carácter
impregnan la temática de este filme, en donde el futuro más próximo, pasa por
encima de los sueños de los personajes.
La directora logra componer su discurso audiovisual
aislando a los personajes y al espectador en una selva ubérrima, sitiada, en
donde parece no haber salida. Almayer está en la nada del mundo, un lugar donde
parece que nadie tiene rostro. La
fotografía es contemplativa, opta por movimientos de cámara suaves y lentos. En la fotografía estática, la cámara es
llevada por el ritmo del agua. La música, con el tema musical de Wagner queda
inserto como leitmotiv para
evocar el gran drama que viven los personajes.
Almayer’s folly es la expresión más intima y oscura de los miedos
de Chantal Akerman, en donde lleva a su personaje, Almayer, a la peor angustia
y depresión, liberándose así ella, de lo que podrían ser sus miedos más fuertes
al fracaso. En esta película,
Akerman explora la vulnerabilidad
sentimental y moral de los seres humanos, en donde quedan expuestos sentimientos
como la ambición, el dolor, el miedo y la insoportable levedad del ser, de la
que hablaba Milan Kundera y de la cual fue pionero Joseph Conrad. Las relaciones de pareja, son más una
opción por conveniencia, que conducen a una separación del individuo de la
sociedad o de su entorno de confort, ya sea por conveniencia o medio de escape
a la realidad vivida.
Dirección/guionista: Chantal Akerman (Bélgica,
1958)
Basada en la novela de: Joseph Conrad
Producción: Patrick Quinet, Chantal Akerman
Fotografía: Rémon Fromont
Edición: Claire Atherton
Sonido: Pierre Mertens, Cécile Chagnaud, Thomas
Gauder
Música: Steve Dzialowski
Reparto: Stanislas Merhar, Aurora Marion, Marc
Barbé, Zac Andrianasolo, Sakhna Oumm, Solida Chan
Duración: 128 minutos