Datos personales

Mi foto
Twitter @jimenaladu

viernes, 8 de junio de 2012

Polanski y su gratificante escarnio a la sociedad

Roman Polanski  es un directorque se ha caracterizado por dirigir películas en donde las verdades son ocultasy perversas. Lo mismo sucede con su última película ¿Sabes quién viene? (Carnage), una adaptacióncinematográfica de la obra teatral Carnage, de la francesa Yasmina Reza. Con las actuaciones,maduras y apasionadas de: Jodie Foster, Kate Winslet, John C. Reilly yChristoph Waltz.

La película comienza con la pelea, a golpes,entre dos niños compañeros de clases. Los padres del niño agredido, Penélope yMichael Longstreet (Jodie Foster y John C. Reilly) reciben en su domicilio aNancy y Alan Cowen (Kate Winslet y Christopher Waltz), padres del niño quegolpeó al hijo de los Longstreet.  En la reunión los padres tratan deconvencerse unos a otros sobre quién es la víctima y quién el victimario. Entredisculpas,  buenos tratos y comportamiento recatado, derivado de lareflexión sobre lo que debería ser, la racionalidad de ambas parejas secomienza a desdibujar y las emociones comienzan a florar entre el paso deltiempo, un té, un budín de frutas y unos whiskies.
Cualquiera que sea el género quePolanski dirija o escriba, nos llevan  a una premisa básica, heredada delos años sesenta y setenta: ¿Quiénes son realmente los personajes? Desde Culde sac (1966), Bebede Rosemary (1968), Elbarrio chino (1974) yEl escritor fantasma (2010), los personajes de Polanski son una dualidad y dentro de esadualidad les inserta emociones tan humanas y tan contradictorias, que crean porende doble conflicto.

Uno de los méritos de Polanski, enesta película, fue adaptar el lenguaje teatral al lenguaje cinematográfico,logrando así rodar una película en tiempo real, sin elipsis de tiempo,eliminando el tedio para el espectador, pues lo único que vemos son cuatropersonajes y un extra; los escenarios, la sala, el baño, y el pasillo deldepartamento.

Entre otros grandes aciertos delfilme: el dinamismo e ingenio del guión; los actores, que interiorizan el temperamentode sus personajes con una serie de desmentidos, que como es costumbre enPolanski no nos deja definirlos de una manera simple, con valores ambiguos,como el clásico Jack Nicholson en El barrio chino o Ewan Mcgregor en El Escritorfantasma.

Es tal el escarnio que hace Polanskide la doble moral que no queda de otra más que reírse ante lo inevitable, lainsoportable levedad del ser, plasmada magníficamente en ¿Sabes quiénviene? Unaespléndida sátira en donde el director se burla de la supuesta civilización delos seres humanos, de tal suerte que sus personajes, al querer hablar y aclararlas cosas como gente “decente” o “civilizada” son los instintos humanos,primitivos, los que terminan exponiendo el verdadero temperamento deestos.

La película hace evidente el miedoque tenemos como seres humanos a aceptarnos. Total, siempre estamos maquillandolo que somos para agradar, no sé pero quizás si supiéramos valorar lo que somosy respetar lo que son los demás la vida no sería una sátira como la película deRoman Polanski, sería una comedia de Billy Wilder.

Ficha técnica
Título original: Carnage
Título en México: ¿Sabes quién viene?
Director: Roman Polanski
Guionista: Roman Polanski y YasminaReza
Actores: Jodie Foster, Kate Winslet,Christoph Waltz, John C. Reilly.
Año: 2011

martes, 5 de junio de 2012

David Cronenberg y sus alucinaciones, no favoritos en Cannes

La primera vez que conocí una pelí de David Cronenberg fue con El almuerzo desnudo (1991) basada en la novela de William S. Burroughs. Así que el primer acercamiento a él fue, por así decirlo, un encanto, pues para empezar el argumento era totalmente innovador. William S. Burroughs pertenece a la generación beat. Corriente literaria, sin la cuál la contracultura no hubiera sido posible y la psicodelia no existiría. Los beat surgen en los años cincuenta, entre sus autores más destacados se encuentra Allen Ginsberg con Howl (1956), En el camino (1957) de Jack Kerouac y El almuerzo al desnudo (1959) de William S. Burroughs.

Los beatniks rechazan los valores estadounidenses clásicos, proclamaban el uso de drogas, libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Presentaban un gusto ecléctico por los fenómenos místicos, ocultos y mágicos. Allen Ginsberg profesaba la búsqueda de Dios en sus poemas, antes de que él mismo descubriera el zen y las tradiciones místicas de oriente. Y todo esto, porque de una u otra forma, el gusto de Cronenberg por los beat, define la personalidad de su cine.

Nada más visual y alucinante que El almuerzo al desnudo, ya que para construir una historia lineal en el cine, no es nada fácil entroncar alucinaciones irreales en ésta. Cronenberg crea un lenguaje propio en donde lo absurdo es el hilo conductor, de una manera horrorosa y transgresora. Por ejemplo, para Woody Allen el golpe dramático en sus guiones está marcado por el absurdo, pero desde la trinchera de lo mágico. Cronenberg, por su parte, siempre se apega al horror corporal y a la ciencia ficción, característica de los años ochenta y principio de los noventa.

En el trabajo ochentero de Cronenberg encontramos películas como: Telépatas, mentes destructoras (1981), Videodrome (1983) y Zona muerta (1983) en las que muestra una reflexión distopíca de como la sociedad ha entrado a una era en el que la ciencia o los avances tecnológicos y científicos pueden causar daños terroríficos y alucinantes a ciertos individuos. Con La mosca (1986) se consolida junto con John Carpenter (La cosa de otro mundo, 1982) y Wes Craven (Pesadilla en la calle del infierno, 1984) como los creadores de cine de horror contemporáneo.

La única vez que Cronenberg ha ganado una Palma de Cannes fue por Crash (1996), premio especial del jurado. No obstante, es un realizador con una capacidad innovadora. En los años ochenta se caracterizó por el terror psicológico de la ciencia ficción, inundando la pantalla de monstruos asquerosos y enfermedades que trastornaban, no sólo al personaje, sino al espectador. Con tramas pesadas, en donde parece no haber fin a todo esa podredumbre de los miedos más profundos, fantásticos e inimaginables. Siempre construyó una atmósfera perfecta para sumergirnos en mundos suburbanos ajenos a la realidad social, donde retrataban ciudades futuristas al estilo de Brasil (1985) y 12 monos (1995), ambas de Terry Gilliam.

Ahora es un asunto diferente, Cronenberg, al parecer decidió renovarse y no morir como un charlatán del celuloide, y eso pocos lo logran. Su nueva etapa como cineasta, desde mi punto de vista comenzó con Una historia violenta en el 2005, a ésta le siguen, Promesas peligrosas (2007), Método peligroso (2011) y su última película Cosmopolis (2012), por la que concurso en la competencia oficial de Cannes.

En sus últimos trabajos, vemos a un realizador más preocupado por las contradicciones humanas y los horrores emocionales, que viven dentro sus personajes, ya sea porque llevan una vida oculta, como sucede con los personajes de Una historia violenta, Promesas peligrosas y Un Método peligroso.
Los monstruos dejan de ser representados por seres fantásticos y asquerosos o enfermedades inexplicables, ahora son los demonios internos de los personajes: mentiras, vidas ocultas, perversiones, etc. En sus películas ochenteras e incluso noventeras, el hombre es víctima de las alucinaciones científicas o errores físicos y/o químicos.

Ahora la visión cambia totalmente, el hombre es quien destruye al hombre, dejando de lado, la visión romántica en la que la ciencia era la culpable de las catástrofes de la humanidad y asume una postura existencialista y liberal, que en los años setenta causó censura y polaridad en la sociedad: los seres humanos disfrutamos de la violencia y disfrutamos violentándonos los unos a los otros, sin importarnos los sentimientos de los demás, para muestra: Perros de Paja (1971), Rollerball (1975), Naranja mecánica (1971), El imperio de los sentidos (1976), El último tango en París (1972).

Cronenberg no necesita la palma de oro. Ahora falta ver Cosmópolis, su nuevo filme, con el que retoma, sus obsesiones recurrentes: las alucinaciones y los mundos alternos futuristas, no muy lejanos a una realidad constante. Por cierto, Carlos Reygadas en esta ocasión ganó como mejor director con Post Tenebras Lux (2012) la Palma de Oro en Cannes. Habrá que ver si es original y merecía premio o es un caso parecido al de Luz silenciosa (2007), una copia indirecta de Ordete (1955) de Carl Theodore Dreyer.