La época de oro del cine
mexicano no sería posible sin la ayuda de los Estados Unidos a México como parte de una
estrategia propagandística en contra de los Nazis.Durante el gobierno de Lázaro
Cárdenas la relación con Estados Unidos queda lastimada. Tal distanciamiento
permite al gobierno adoptar políticas sociales y cierta intromisión de mensajes
propagandísticos de los alemanes, pues la posición geográfica de México trata
de ser aprovechada por los nazis. No obstante, cuando Manuel Ávila Camacho gana
las elecciones en 1940 la política exterior cambia claramente a favor de
Estados Unidos y de la causa aliada.
Estados Unidos desarrolla una política conocida como
Buen vecino que tenía que ver con
tratar de integrar a Latinoamérica a sus costumbres y practicas sociales.
En Europa la propaganda de guerra, especialmente la del cine nazi, había ganado
los mercados europeos, la expansión del fascismo en Latinoamérica significaba
una amenaza. Es por ello que la administración de Roosevelt trata de consolidar
el apoyo a Latinoamérica con el discurso de la “defensa hemisférica”, y al
mismo tiempo busca ganar el apoyo de los ciudadanos estadounidenses.
Para esta política consideraron el poder del cine
como medio predilecto y produjeron filmes educativos,
noticiarios y documentales, de la mano de Hollywood, donde también se habla de las similitudes entre Latinoamérica
y Estados Unidos. La ayuda que presta
este país tiene por objetivo crear una opinión pública favorable sobre la
política aliada pro estadounidense, durante la Segunda Gran Guerra, para a
su vez crear empresas comerciales con intereses en Latinoamérica “El fin de la producción propagandística
mexicana era disminuir los sentimientos antiyanquis albergados por las
audiencias mexicana y latinoamericana.”[1]
Los
eventos internacionales durante esta época, como la Segunda Guerra Mundial y la
política panamericanista, suscitaron nuevos sucesos en nuestro cine que se ven
reflejados según García Riera en:[2]
1. Estados
Unidos favorece el cine nacional y le es negada al cine argentino, competidor
natural de México, en el mercado latinoamericano.
2. La
migración de españoles y de europeos;
3. Se
funda el Banco Cinematográfico (1942)
4. Se
afina un dispositivo de distribución y exhibición;
5. Se
inunda el mercado latinoamericano de películas mexicanas;
6. Se
favorece la promoción de las primeras grandes figuras de nuestro cine:
Cantinflas, Negrete, María Félix, Arturo de Córdova, Armendáriz, Dolores del
Río.
7. Se
le dan buenas oportunidades a directores inquietos y deseosos de hacer algo
nuevo y original: Emilio Fernández, Julio Bracho, Roberto Gavaldón. En el caso
de Emilio Fernández trabajo en varias producciones de la Radio Keith Orpheum Pictures
(RKO).
8. Aumenta
considerablemente el número de películas producidas en México y se coloca a la
vanguardia indiscutible del cine en castellano.
Debido
a la inversión que Estados Unidos hace a las industrias mexicanas, en este
caso, el cinematográfico, empieza a intervenir directamente en el mercado del
cine producido en español “La resistencia de Argentina a tomar posición
a favor de los aliados, Estados Unidos que controlaba la circulación del
celuloide en el hemisferio, impidió su importación a ese país, casi
imposibilitando la producción de películas.”[3]
Es decir sin la capacitación y el apoyo económico
que brindo el país del norte a nuestro cine, no hubiera existido esta Época de
Oro, pues siempre nos han considerado un enemigo para su industria, ya que
no midieron que durante esta etapa el cine mexicano se apoderaría del mercado
Latinoamericano y europeo, cuando vieron tal amenaza, concluida la guerra, comenzó
la guerra a nuestro cine por ejemplo controlaron la exportación de celuloide a
nuestro país lo cual afectó la producción de nuestro cine finalizada la Segunda
Guerra Mundial.
[2] Emilio
García R., Historia documental del cine
mexicano. Época sonora, Tomo II 1941/1944, México, Ediciones Era, 1970, p.
9.
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