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martes, 7 de febrero de 2012

JORGE NEGRETE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRO FLOLCLOR EN EL CINE MEXICANO


Jorge Negrete la consolidación de nuestro flolclor en el cine mexicano


Jorge Negrete fue pieza clave para el desarrollo de la comedia ranchera y para el reconocimiento de nuestros orígenes nacionales, depositados en un personaje virtuoso. Logró consolidarse como un símbolo nacional, por sus canciones populares y sus trajes de charro,  resultado de un mestizaje. Su amor propio, seguridad, valentía, rebeldía y su naturaleza contradictoria hacen del personaje de Negrete un héroe mexicano de la pantalla, con gran impacto en Iberoamérica.
El reconocimiento internacional de la película Allá en el rancho grande (1936), de Fernando de Fuentes, interpretada por Tito Guízar, hizo prosperar un nuevo género cinematográfico, la comedia ranchera, cuyas convenciones nacionalistas lo consolidan como un estilo genuinamente nacional. Guízar, es considerado el primer charro mexicano, sin embargo pronto fue superado por Jorge Negrete, quien con su gallarda presencia y potente voz logró apropiarse del distintivo de “El charro cantor”, consolidando un arquetipo del cine mexicano, boceteado por Guízar, pero de proyección internacional con Negrete.

 “El charro cantor” quedó consagrado en el cine mexicano con el triunfo de la película ¡Ay Jalisco no te rajes! (1941) de Joselito Rodríguez, a partir de ésta, delimita su estilo (mujeriego, parrandero, macho, bohemio, borracho, enamorado, valiente, cantador y jugador) logrando diferenciarse de los otros, por la dignidad con la que porta el traje de chinaco o de charro y la capacidad de su voz para elevar la canción popular mexicana a otro rango musical. La educación de su voz, en la técnica de canto de ópera, consiguió un cambio en la interpretación de la música ranchera mexicana, dándola a conocer por todo el mundo y convirtiéndose así “en el cantante más popular de América Latina”[i].

La música ranchera mexicana se popularizó con su voz y con el ingenio y talento de sus compositores, Manuel Esperón (música) junto con Emilio Cortázar (letra) y José Alfredo Jiménez. Sin ellos la conjunción del arquetipo de “El charro cantor” no hubiera estado completa. Llevó la canción y las tradiciones mexicanas por toda Latinoamérica y  España. Quizá en estos lugares fue un ídolo sin precedentes, que causó furor entre sus fans propiciando concentraciones en masa. Por eso es ante todo un ídolo popular.  Esta popularidad es consecuencia de su voz y su personalidad, que mezclan la valentía del “macho mexicano”, con la elegancia de su porte.
Se considera un símbolo de lo mexicano, pues en sus películas se plasma las expresiones del folclor de México “una imagen rural de nuestro pueblo”[ii] engalanada con su dignidad “…elevó la figura del charro cantor a rango de institución. No sólo fue profeta en su tierra: difundió una imagen de lo mexicano que hasta la fecha nadie ha podido borrar”[iii].
Negrete nace en Guanajuato el 30 de noviembre de 1911 y por convicción, no por accidente, fue militar, cantante, actor y sindicalista. Mucho se especula sobre su carácter despótico y la creencia de superioridad moral que poseía sobre los demás, pero lo que si es cierto es que es uno de los ídolos mexicanos más recordados de la época de oro de nuestro cine.
Su carrera no se limitó a las 43 películas interpretadas y al sin número de temas cantados en éstas y en sus conciertos, no es preciso hablar de él sin referirnos a la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y el legado que dejó con su participación en este sindicato. Para Manuel Esperón “Esa Asociación la creó casi personalmente Jorge Negrete; había una unión de actores, pero un poco vacilante, entonces con la “galleta” que Jorge tenía formó la organización con todas las ventajas que posee para los actores; claro, han subido personas muy interesantes, pero el primero fue Jorge Negrete”[iv].
Fue uno de sus fundadores y líder más importantes, luchador social incansable a favor de los derechos del gremio actoral y de los miembros más desprotegidos (los extras, los coristas y actores carperos). Consagró parte de su dinero  y salud al sindicato, arriesgó su carrera como actor, al entrar en conflicto con los productores de cine, por defender los intereses de los actores y de la Asociación.
Por su legado en el cine, en la música vernácula, su lucha sindical y el poder de divulgación que logra a nivel internacional y nacional de nuestra cultura, es un honor recordar su trabajo en la industria cinematográfica en México.


[i] Enrique Serna , Jorge El bueno, México, Editorial Clío, 1993, p.7.
[ii] Julio Etienne (1990, 11 de diciembre). Jorge Negrete fue en la pantalla un patriarca sin sofisticación: J.Etienne. El día.
[iii] Enrique Serna (1995, 3 de enero). Jorge Negrete, imagen de lo mexicano que nadie ha borrado. La jornada.
[iv] Cuadernos de la Cineta III: Testimonios para el cine mexicano, México, Cineteca Nacional, 1976, p. 100.

1 comentario:

  1. Jimena:
    Hace poco escribía en mi novela Una serenata para Lupe -sobre la vida y suicidio de Lupe Vélez- que "el cine como la vida, sin coincidencias no sería más que una página en blanco". Y buscando información, casi inexistente, sobre la supuesta presentación de Lupe en La Habana, que deduzco debió tener lugar en el legendario teatro Alhambra, recordé que en mis tiempos al frente de la Cineteca Nacional, concretamente en la Muestra Internacional de Cine de 1990, incluimos la película cubana La Bella del Alhambra, de Pineda Barnet. Rastreando los viejos programas de la Cineteca para corroborarlo me encontré con una nota tuya sobre sus obras de remodelación inconclusas que incluyen una fotografía. Como desde que salí de México en 2002 nunca he regresado -ahora ya soy ciudadano canadiense-, la imagen no dejó de provocarme cierta emoción. Así fue que me dio por incursionar entre los diversos textos de tu blog y tu crítica a la película de Carlos Reygadas no dejó de sorprenderme por las alusiones ya no digamos a Bergman sino a Resnais, un cineasta injustamente hoy tan olvidado, sobre todo tomando en cuenta tu juventud, me llevaron de la curiosidad al respeto. Me pareces muy profesional. Sin embargo, he regresado a la sorpresa al llegar a este texto, sobre Jorge Negrete, a quien precisamente el sábado -otra coincidencia-, se le rindió un homenaje aquí en Vancouver, ciudad en la que vivo, y encontrarme con que citas algunas frases de mi autoría. Quisiera aprovechar para aclarar a quienes lo lean, que se trata de una entrevista y no de un artículo escrito por mí. Es decir, el riesgo de la tergiversación en estos casos, por parte del reportero que redacta la nota, es muy alto. Sin embargo, todas las citas son precisas y me congratulo de que no hayas tomado en cuenta mis respuestas en broma con tono irónico, porque fuera de contexto no se interpretarían con su intención original. Gracias, Jimena, por haberme recordado una época muy interesante de mi vida, aunque ahora me parezca tan lejana, y por haber tomado en cuenta mis opiniones sobre Jorge Negrete pero, sobre todo, por escribir tan bien. Me atrevo a pronosticarte éxito en tu profesión. Si tuvieras algún interés en establecer contacto conmigo, te dejo mi correo electrónico: etiennejules@hotmail.com

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